18 razones por las que nadie publica tu novela
Hace dos años leí ¿Por qué nadie publica mi novela?, de Fay Weldon. En este libro, con un tono humorístico y una actitud que te invita a salir del modo victimista, la autora comparte consejos sobre el mundo editorial actual y el de la escritura, para que conviertas tu novela en un producto por el que las editoriales apuesten. Aquí te comparto dieciocho de ellos.
Nadie publica tu novela porque...
No entiendes las necesidades de las editoriales de la primera impresión. Ellas reciben entre diez a treinta manuscritos no solicitados al día, por lo que enviarles un trabajo de poca calidad es una forma segura de que lo descarten.
Es entretenida, pero no tiene un gancho lo suficientemente fuerte que invite a seguir leyendo. Si este es el caso, los de marketing no apostarán por ella.
Eres un escritor que no ha desarrollado la habilidad de ser introspectivo, así que escribes sin un estilo propio.
No sabes eliminar las palabras que sobran ni extiendes las partes que merecen la pena. Aún no tienes el instinto de autocorrección.
No eliminas el exceso de adjetivos, adverbios, gerundios.
Sufre escasez de dijo.
Abundan los nombres rancios.
En tu carta de presentación a la editorial no incluyes el género literario de la obra ni por qué la escribiste, tampoco cuál es (a tu entender) el mercado potencial y sus aspectos positivos.
No sabes promocionarte sin alardear.
No comprendes que, por cada rechazo que sufres, existe una oportunidad de ver en qué podría estar fallando. Si ese rechazo no te impulsa a buscar errores, es una batalla perdida.
No respetas al lector, solo buscas su admiración.
Tus personajes son incómodos y el lector no quiere pasar tiempo con ellos.
No borras las escenas y oraciones que no aportan nada.
No tomas en cuenta que al lector no le importan tus gustos ni forma de ver la vida, tampoco si quieres la paz mundial. Él solo desea saber lo que ocurrirá con la protagonista, así que deshazte de los discursos que interrumpen la trama.
No escribes diálogos cortos.
Olvidas que el lector busca entretenimiento, explicaciones, comprensión, empatía, solidaridad, un sentido del orden y justicia. ¡Dáselo!
Buscas un agente literario promocionándole tu calidad literaria. (A él no le importa eso, sino que tu producto pueda tener consumidores.)
Olvidas que el trabajo del escritor importa, así que te infravaloras, puesto que no estás al tanto de que un autor le da empleo a agentes literarios, redactores, editores, diseñadores, impresores, tipógrafos, libreros, representantes de ventas, publicistas, maestros, profesores, críticos, reservistas, periodistas, bibliotecarios, organizadores de festivales, estudiosos, historiadores, comentaristas culturales y comisarios de todo tipo. ¡Reconoce tu importancia!
Fay Weldon. (Imagen tomada de The New York Times)
La conclusión a la que llega Fey es que no hay que rendirse. Después de todo, ese fue el camino que tomaron los autores publicados.