3 Lecciones de “La Princesita”
La Princesita, de Frances Hodgson Burnett, es uno de mis libros favoritos, tanto por su trama tan cruda como esperanzadora, sin olvidar que es una novela infantil publicada a principios del siglo XX. Y sí, es la novela en la que se basó la película homónima de 1996 protagonizada por Liesel Mathews, una joya cinematográfica. Es por eso que te comparto por qué me vale la pena leerla y tres aprendizajes que nos deja la historia.
¿De qué trata La Princesita?
Sara Crewe es una niña educada que vive en la India con su padre, un militar de alcurnia, por lo que la lleva al internado más prestigioso de Londres cuando cumple siete. Sara pasa los siguientes cuatro años cultivándose, ganándose la simpatía y envidia de algunas compañeras por su inteligencia, dulzura, madurez y amabilidad. Por infortunio, todo cambia para ella en su décimo primer cumpleaños, cuando le informan que su padre murió y su familia se quedó pobre. Por esa razón, la señorita Minchin, la agria directora del internado, la acoge como criada para no ser mal vista echándola a la calle. Ahora, de ser la alumna más pudiente del internado, Sara es una esclava que duerme en la buhardilla, pasando frío, hambre y humillaciones por parte de los adultos y las niñas que la resintieron por tanto tiempo.
Sara en su clase (imagen de la adaptación cinematográfica de 1996):
«Tal vez yo tenga un carácter espantoso y odioso, pero nunca he tenido la oportunidad de demostrarlo, porque nunca he pasado contrariedades» dijo Sara.
Es una historia cálida, cruda, esperanzadora y desesperanzadora por igual, pero tan hermosa como la película que le dio vida. Nos conecta con el miedo a la carencia, el desarrollo de la resiliencia y creer en la posibilidad de que todo mejorará
Aprendizajes de La Princesita
1. La bondad, la empatía y la paciencia no se le niega a nadie
Sara es sumamente inteligente, madura y de buena cuna, y está rodeada de personas que son diferentes a ella: algunas, muy torpes, otras, muy soberbias, quejumbrosas y pobres, como la criada. Sin embargo, trata a todos con amabilidad, respeto y cariño, porque sabe que el valor de las personas no está relacionado con lo que tienen, lo que saben o lo que hacen. Hace sentir valiosos a los demás.
«Sara Crewe tiene algo especial —reconoció un día Jessie sinceramente a su amiga íntima—, nunca se hace sentir superior».
2. La educación le gana al mal genio de otros
Cuando Sara sufre maltrato, acoso y humillaciones por parte de los adultos, se mantiene firme, sin cambiar su esencia o rebajarse a su nivel. Está consciente de que no es responsable de cómo reaccionan los demás; tampoco puede controlar lo que dicen o hacen, pero sí puede controlarse a sí misma.
«Si no te enojas, entonces piensan que eres más fuerte que ellos, ya que puedes dominar tu enojo y ellos no. Entonces dicen cosas estúpidas de las que después se arrepienten».
La señorita Minchin (imagen de la película).
3. No hace falta tener mucho para ayudar a otros
Sara le hace los mandados a la cocinera durante el invierno, aguantando frío y hambre. En una ocasión, encuentra unos peniques tirados a la calle, con los que compra cuatro bollos; pronto se da cuenta de que afuera hay una niña en una situación peor que la de ella, quien ni siquiera tiene zapatos. Sara se conmueve y le da todos los panes. La dueña del local ve aquel gesto de compasión y desde ese instante decide darle de comer a la pequeña mendiga a la que Sara alimentó.
La niña no cree que solo los que tienen más son los únicos que pueden y deben ayudar a otros. Simplemente ayuda con lo que tiene a la mano.
«Si fuera una princesa... —pensaba Sara—. Las princesas comparten con las que sufren más que ellas... siempre comparten. Puede ser que los buñuelos cuesten un penique cada uno. Entonces podría comprar cuatro; no será suficiente para las dos; pero de todos modos será mejor que nada».
Así que espero que estas lecciones cambien tu forma de ver la vida, tal como me pasó a mí, ya que comprendí que una vida dura y hostil no es una excusa ni una razón para comportarnos como monstruos. Sara es un personaje que representa con excelencia la autoestima sana y la inteligencia emocional, y no por eso se muestra perfecta o se endiosa dentro de la novela.
Yo te recomiendo que la leas. Fácilmente puede ser una novela crossover (para todo público).